
Cada año que pasa, la humanidad pierde estrellas en el cielo. No porque desaparezcan, sino porque la luz de las ciudades las borra . Según datos recopilados por el proyecto científico Globe at Night en 2023, el brillo del cielo aumenta entre 7% y 10% cada año . El investigador Christopher Kyba lo explica de manera simple: “Un niño nacido en un lugar donde se ven 250 estrellas solamente podrá ver 100 en el mismo lugar cuando cumpla 18 años ”. Y aunque el impacto humano es evidente, son los animales quienes pagan el costo más alto .
La contaminación lumínica no solo impide ver la Vía Láctea , también interfiere con los procesos biológicos de distintas especies . Tortugas, aves migratorias, insectos y mamíferos nocturnos utilizan la luz de la luna y las estrellas para guiarse. Cuando la claridad de las ciudades lo cubre todo, la brújula natural desaparece.
El cielo nocturno ya no es tan oscuro
En septiembre del 2021, científicos de la Universidad de Lund , en Suecia y de la Universidad de Witwatersand , en Sudáfrica, presentaron un estudio que demuestra cómo la contaminación lumínica impacta no solo a los seres vivos de zonas urbanas, sino también a aquellos animales que viven en áreas rurales. Dentro de las especies afectadas, se registró que muchas aves migratorias utilizan el cielo estrellado para orientarse durante sus viajes.
Ya desde 2017 se había generado alerta sobre este problema, cuando investigadores de la Universidad de Oxford , la Alianza de Aves de la ciudad de Nueva York y el Laboratorio de Ornitología Cornell estudiaron el comportamiento migratorio de aves por siete años. Aprovecharon un monumento en Memoria de las Víctimas del 9/11 que consistía en dos intensos haces de luz proyectados hacia el cielo de Nueva York .
Los resultados en ambos estudios fueron claros: cuando se enfrentan a ciudades sobreiluminadas, las aves terminan desorientadas , agotadas o chocando contra edificios. Especies como los petreles o los zorzales sufren un riesgo creciente en sus rutas, que antes dependían de señales celestes. Este tipo de desvíos altera sus patrones migratorios, esenciales no solo para su supervivencia, sino para los ecosistemas que dependen de la llegada de estas aves en temporadas específicas. A pesar de que hay poco espacio para maniobrar en este tema, los investigadores invitan a los dueños de edificios con gran iluminación, así como a la población mundial general, a reducir su nivel lumínico en temporadas migratorias .
“Recomendamos que las luces de edificios estén apagadas tanto como sea posible por la noche, al menos desde la media noche hasta el amanecer durante temporada de migración. Esto es real tanto en áreas habitacionales como en áreas con alta iluminación, como estadios deportivos, sitios de construcción, plataformas petroleras y rascacielos. La migración ya es demasiado difícil para las aves sin que se les agregue este peligro de parte de la luz artificial nocturna”
-Susan Elbin, Alianza de Aves de la Ciudad de Nueva York

No solo en el aire, también en la tierra
Una de las especies cuyo impacto por la contaminación lumínica ha sido mejor registrado es el escarabajo pelotero . Este insecto, que no frecuenta zonas urbanas de alta densidad poblacional, fue analizado en dos ocasiones: la primera en 2016 , cuando la Universidad e Lund descubrió cómo es que usan las estrellas para trazar un mapa preciso y guiar sus rutas; y la segunda en 2021 , en un estudio que parte del primero para detectar que la contaminación lumínica estaba interfiriendo en el trazado de mapas de estos insectos.
Cabe recordar que, cuando arrastran sus pelotas de excremento, estos incestos no solo tienen la vista en el suelo, sino que también avanzan de reversa, por lo que los mapas estelares que capturan en su mente son cruciales para orientarse.
Los científicos experimentaron en dos áreas con diferente nivel de contaminación lumínica: el primero fue en un patio de vivienda en Limpopo, una ciudad rural con mínima contaminación lumínica. El comportamiento del escarabajo fue consistente con los estudios de 2016. Por otra parte, en una azotea en Johannesburgo, una de las ciudades más pobladas de Sudáfrica, se detectó que los escarabajos peloteros se volvieron incapaces de utilizar sus brújulas celestes correctamente , lo que causaba que se dirigieran a edificios con mucha iluminación o a postes de luz.
“En nuestros experimentos, observamos como los escarabajos que veían la contaminación lumínica directa se comportaban de forma poco natural, pero permanecían orientados. Los que solo podían ver el cielo nocturno contaminado por la luz, pero no podían ver edificios iluminados ni farolas, se desorientaron por completo ”
-James Foster, colaborador para la Universidad de Lund

Ni en el mar están a salvo
Aunque la contaminación lumínica y sus efectos negativos para la vida animal puedan ser notorios en especies aéreas, los animales marinos también se ven dramáticamente afectados. Las tortugas de mar deberían tener un ambiente tranquilo tanto para anidar como para eclosionar. Lamentablemente, es cada vez más difícil encontrar una playa de anidamiento que se encuentre lejos de una zona turística o urbana. El problema llega cuando las crías salen de sus huevos. Para lograr sobrevivir necesitan dirigirse al mar lo antes posible , y por instinto usan la luz de las estrellas o la luna como referencia.
Ahora, se ha registrado que estas tortugas bebé avanzan tierra adentro , del lado opuesto al que deberían, porque detectan grandes luces en las playas urbanas. Al confundir la luz de la luna con los postes de luz , quedan expuestas ante depredadores de toda clase, desde aves hasta las mascotas de los habitantes. La Fundación Integral Comunitaria advierte que, si una tortuga se desorienta en su camino al mar, sus posibilidades de sobrevivir se reducen drásticamente.
Recuperar la noche como recurso natural
Algunas regiones del planeta han probado soluciones como alumbrado con sensores de movimiento o la creación de reservas de cielo oscuro, pero estas medidas siguen siendo excepciones. La mayoría de las ciudades continúa utilizando luces blancas LED, más contaminantes que las antiguas lámparas de sodio. La falta de una regulación internacional clara mantiene la tendencia al alza, con un crecimiento global del resplandor nocturno estimado en casi 10% anual.

El New World Atlas of Artificial Night Sky Brightness estima que más del 80% de la población mundial vive bajo cielos contaminados por luz artificial , y en Europa y América del Norte el porcentaje es de 99%. Para los humanos, esto significa menos estrellas. Para los animales, significa perder una brújula evolutiva que han seguido durante millones de años. La contaminación lumínica borra de nuestra vista un cielo que fue constante durante toda la historia humana. Para el resto de la vida en la Tierra, borra además una herramienta de supervivencia.