Tarde o temprano tenía que suceder.

De acuerdo a versiones de aquellos que en todo están menos en misa, el pronosticado desencuentro entre Paulina Ocaña y Paloma “La Mijita” Terán, ya se dio. No duró mucho la luna de miel entre las dos jóvenes funcionarias, de las confianzas del gobernador Durazo.

La primera Jefa de Oficina del Ejecutivo y la segunda coordinadora del Sistema Estatal de Comunicación Social.

Como dirían en el barrio: ya se rompieron las medias. Era cuestión de tiempo.

En palacio de gobierno, es la comidilla.

Dos carreras políticas soportadas en el apellido paterno, dos aspiraciones de continuar en el “pandero”, dos egos, dos vanidades y con una autoestima a tope, sin dejar de concederles inteligencia y habilidades.

Era previsible que con estas características, en cualq

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