I. AQUÍ, CASUAL...
Para Donald Trump fue un martes normal: cubrirse de autoelogios, colocarse a sí mismo como parteaguas de la historia planetaria, quejarse de las escaleras eléctricas y el teleprompter, y escupirle a sus interlocutores frases lapidarias como “sus países se están yendo al infierno”... pero para estos últimos no fue un encuentro cualquiera con Trump en la Asamblea General de la ONU , como lo señaló con tino la BBC en su reporte sobre la aparición del neoyorkino ayer en la sede del organismo multilateral: hace seis años, en su última aparición en el lugar, el discurso de Trump provocó risas, pero ayer se le escuchó , casi todo el tiempo, en silencio.
¿Cuál es la razón de este cambio en la actitud de la asamblea? Desde la perspectiva de la administración Trump,