Llegó el día en que la influencer italiana Chiara Ferragni debe ajustar cuentas con la Justicia. La creadora de contenido lleva cerca de tres años en el foco de la polémica a consecuencia del proceso que se abrió contra ella por supuesta estafa agravada. La historia comienza con la venta de unos pandoros, un dulce navideño típico, bajo su propia firma y con un precio desorbitado de nueve euros. ¿La excusa? Los beneficios irían a parar a organizaciones benéficas, o eso creían los consumidores que confiaron en la promoción de la estrella digital…
Está demostrado que la recaudación fue a parar íntegramente a la influencer, que, por su cuenta, donó una parte muy reducida a la causa filantrópica. El montante se estima en unos dos millones de euros que Ferragni facturó, dicen los demandantes