Muchas veces, los sistemas de trabajo nos sobrecargan de tareas que requieren de toda nuestra atención, pero además nos hemos convencido de que cualquier pausa es tiempo perdido y que el éxito se mide por hacer siempre más, una meta que nos llevó a una epidemia de burnout .
Esta situación generó un impacto negativo tanto en el bienestar personal como en la eficiencia y competitividad de las empresas, ya que no se trata solo de una pérdida de motivación sino que es un estado de agotamiento físico, mental y emocional crónico que afecta por completo nuestro desempeño.
Una vez se instala, empezamos a sentir que somos insuficientes, que todo nos abruma, que el día no termina, nuestro rendimiento baja, perdemos interés por el trabajo y hasta pensamos en renunciar. La buena noticia es que