En Lima, una de las ciudades más congestionadas de América Latina, los minutos se vuelven eternos cuando alguien sufre un paro cardíaco, un accidente de tránsito o una crisis médica en plena calle. El sonido de una sirena no siempre garantiza una llegada rápida: las ambulancias suelen quedar atrapadas en medio de un mar de autos que rara vez cede el paso. Es en ese escenario donde las Unidades de Primera Intervención (UPI) —motos equipadas con médicos y técnicos de salud— han surgido como una alternativa que, en muchos casos, marca la diferencia entre la vida y la muerte.
Un modelo adaptado al caos limeño
“ La diferencia es significativa. Nosotros lo vivimos en campo todos los días ” , dice David Chong, gerente de 4D Servicios Logísticos, una de las empresas pioneras en el país