La televisión argentina mostró una vez más su costado más humano en la noche del martes, cuando la solidaridad y el talento se fundieron en una emisión inolvidable con Guido Kaczka al frente. El estudio de Buenas noches Familia (El Trece) se transformó en el punto de reunión de historias de vida reales, profundas y llenas de emoción. La consigna fue clara: conmover contando las luchas cotidianas de quienes, con esfuerzo y arte, no bajan los brazos, y su protagonista fue una adolescente de 16 años que decidió contar su historia sin vueltas.

“Me llamo Brisa Ferrasa, tengo 16 años, y yo estoy acá porque mi papá falleció hace dos años, por un ataque al corazón, y desde ahí mi hermana tuvo que ponerse la casa al hombro, tuvo que empezar a trabajar y ya tiene tres trabajos ”. La jo

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