Siempre se ha dicho que todo tiempo pasado fue mejor y frente a muchas situaciones se cumple esa máxima. Una de ellas, por ejemplo, tiene que ver con la tradición del alumbrado navideño del 7 y 8 de diciembre cuando los católicos le rinden homenaje a la Inmaculada Concepción.
Los tulueños de antaño recuerdan los viajes al monte para cortar los árboles, que luego se plantaban en los andenes para en la noche revestirlos con faroles hechos en papelillo de todos los colores que le daban un toque de magia a los sectores.
Pero a ese ritual le antecedía la unión de familias enteras para la fabricación de estos elementos multicolores. Mientras unos recortaban los cartones para las bases y los redondeles, otros preparaban el engrudo para pegarlos, uno más se encargaba de trozar los alambres para