CNN —
A veces, mudarse al extranjero puede parecer una apuesta arriesgada, un salto a lo desconocido.
Para Caroline Chirichella, neoyorquina de 36 años, mudarse a un tranquilo rincón del centro de Italia fue más que una escapada. Significó formar una familia, comprar una vivienda asequible y empezar una nueva vida, a una fracción del coste de la anterior.
Cansada del gasto y el ritmo de la ciudad de Nueva York, Chirichella se mudó en 2014 a Guardia Sanframondi, un pueblo poco conocido cerca de Nápoles.
Hoy, felizmente casada con un italiano y madre de dos hijos, dice que está viviendo una vida perfecta en un pueblo tan desconocido que incluso a muchos italianos les cuesta ubicarlo.
La mudanza fue una casualidad. Una noche, el programa de televisión inmobiliario “House Hunters Intern