El saldo trágico de nuestra historia reciente es evidente: quebró nuestra democracia y se instaló un régimen autoritario y corrupto, resultados ambos que se gestaron en un plazo relativamente corto --aunque hubo antecedentes remotos.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Yo creo que el motor de este periodo obscuro de nuestra historia no fue una retórica convencional, sino un discurso de odio cuyo vocero principal fue Andrés Manuel López Obrador. Aunque nació de los impulsos íntimos de este personaje, ese discurso fue, al mismo tiempo, producto del hondo resentimiento de malestar y sufrimiento que por décadas se gestó entre las masas populares.

El discurso de odio se construyó con estereotipos, prejuicios y narrativas verosímiles, pero simplonas, que apelaban a los sentimientos elementales de

See Full Page