Según cifras difundidas por el INDEC, el consumo masivo cayó por cuarto mes consecutivo, con una baja del 1,9% en agosto. Los supermercados y mayoristas fueron los más afectados, con niveles de ventas que retrocedieron a mínimos históricos en lo que va de 2025.
La caída se explica por el desplome de los salarios reales, que no logran seguir el ritmo de la inflación. A esto se suma el encarecimiento de productos básicos como carnes, aceites y lácteos, que se tornan inaccesibles para una parte creciente de la población.
El fenómeno no es aislado: también se registró una baja del 3,7% en el consumo de energía eléctrica, lo que refleja una contracción generalizada de la actividad económica. Las familias ajustan gastos en todos los frentes, desde alimentos hasta servicios esenciales.
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