ARCA
Por: Juan Carlos RECINOS
En la vasta tradición de los dulces mexicanos, pocos logran conjugar sabor, identidad y un guiño travieso como lo hace Pelón Pelo Rico .
Presentado en un envase cilíndrico con tapa que permite “exprimirlo” como si brotara cabello de caramelo, no solo seduce por su dulzura y textura, sino que se convierte en un juego lingüístico cargado de doble sentido. Su nombre evoca la picardía popular que caracteriza al albur mexicano, ese recurso verbal que mezcla humor y malicia en la vida cotidiana.
Desde lo gastronómico, Pelón Pelo Rico es ejemplo de ingenio industrial: combina tamarindo, azúcar y chile, ofreciendo una experiencia sensorial que alterna lo dulce y lo ácido, lo picante y lo pegajoso. Esa mezcla refleja la idiosincrasia mexicana: intensa, contradi