La Línea 1 del Metro de Lima, operada por UNNA, enfrenta una crisis inminente debido a la saturación del servicio. En una reciente conferencia de prensa, el gerente general José Zárate advirtió sobre la falta de trenes y el retraso en la aprobación de un plan de ampliación que asciende a más de 2.700 millones de dólares por parte del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC).

Desde su inauguración en 2011, UNNA ha mantenido la concesión de la Línea 1, que actualmente transporta más de 630 mil pasajeros diarios, cifra que supera la capacidad técnica de la flota. Zárate explicó que durante las horas punta, los tiempos de espera pueden superar los 30 minutos, y la frecuencia mínima de trenes es de tres minutos.

El sistema, que conecta 26 estaciones a lo largo de 34 kilómetros, opera sin interrupciones los 365 días del año. En 2023, se proyecta que el número de pasajeros alcanzará los 191 millones, y se espera que supere los 200 millones en 2024. Desde el inicio de operaciones, la Línea 1 ha transportado alrededor de 15 mil millones de usuarios.

La demanda ha crecido cerca del 11% anual, y si no se aprueban las inversiones necesarias, se prevé que el sistema colapse con la entrada en funcionamiento de la Línea 2 en 2030. El proyecto presentado al MTC incluye la compra de 31 trenes adicionales y la implementación de un sistema de señalización avanzado, lo que permitiría aumentar la frecuencia de trenes a dos minutos y medio, atendiendo a cerca de 800 mil usuarios diarios a partir de 2029.

Para llevar a cabo este plan, se requiere una inversión total de 2.700 millones de dólares, de los cuales UNNA asumiría el 95% mediante la recaudación de pasajes. La tarifa actual, congelada en S/ 1,50 desde 2011, solo cubre los costos básicos de operación y mantenimiento. Zárate indicó que, para lograr el equilibrio financiero, se necesitaría un aumento tarifario que podría elevar el pasaje a S/ 2,30 o incluso a S/ 3.

El operador también destacó que, sin la aprobación de la adenda y el cronograma de inversiones, estaciones clave como Gamarra podrían enfrentar un colapso operativo. Los estudios de demanda subrayan la urgencia de actuar antes de 2030 para permitir una operación de alta frecuencia, respaldada por un nuevo modelo de señalización.