Durante mucho tiempo, elegir un portátil Windows significaba moverse dentro del mundo x86 , con Intel y AMD como protagonistas absolutos. Pero la foto está cambiando mientras se abre paso la arquitectura ARM , distinta en su base y que hasta ahora asociábamos sobre todo a móviles y tablets. En ordenadores, el nombre propio es Qualcomm, que con sus Snapdragon busca ofrecer una alternativa real. La diferencia no está solo en quién fabrica, sino en cómo se ejecutan las instrucciones, lo que implica otra forma de entender potencia, autonomía y compatibilidad.
La llegada de ARM a los portátiles no se explica sin un cambio de prioridades en el mercado. Cada vez cuenta más la autonomía real y la posibilidad de ejecutar inteligencia artificial en local sin depender de la nube. Ahí entran las