El soldado norcoreano Lee creyó ser afortunado cuando lo eligieron para trabajar en Rusia , cuando en realidad aquella oportunidad lo convirtió en parte del engranaje de una maquinaria de recaudación de divisas para financiar los programas nucleares y de misiles de Pyongyang, a costa de una brutal explotación de sus propios ciudadanos.
"Seleccionaban de uno a tres por unidad. La selección se hacía con base en la experiencia, historial médico y condiciones mentales y físicas", dijo el treintañero Lee esta semana durante un evento del Database Center for North Korean Human Rights (NKDB), en Seúl.
Tras siete años sirviendo en Pionyang para una unidad militar que contribuye al desarrollo nuclear, Lee fue enviado a Rusia en 2017 para realizar trabajos de construcción.
Una vida dura en Mosc