Al pensar en los primeros sólidos, la recomendación parecería obvia: manzana , banana y pera encabezan la lista de frutas elegidas por padres y pediatras para el inicio de la alimentación complementaria . Sin embargo, la ciencia empieza a señalar un cambio de foco y descubrir el valor oculto de ciertos alimentos menos habituales en la mesa de los más chicos.
Una nueva investigación pone en el centro de la escena a una fruta colorida y accesible, que puede convertirse en la clave para reforzar el sistema inmunológico y acompañar el desarrollo desde los primeros meses.
Más allá de las frutas clásicas: una alternativa con potencial oculto
Introducir alimentos sólidos suele significar precaución y preferencia por lo conocido. Las manzanas, con su textura y bajo riesgo