Gabriela Belén Vargas García era profesora de teatro, tenía 32 años, un hijo y el viernes 27 de junio pasado, le había dicho a una amiga que se llevaba una caja de herramientas para hacer algunos arreglos en su departamento del c onsorcio La Quebrada, en Capital, el mismo en el que , el martes por la noche, una estudiante resultó con quemaduras graves en un episodio accidental, pues usaba alcohol etílico para hacer de comer porque en el lugar no había provisión del servicio de gas, dijeron voceros del caso.

El caso de la docente se descubrió el sábado 28 de junio por la noche, cuando su padre fue a ver qué pasaba. Y al abrir la puerta a la fuerza, se topó con una escena espantosa: muebles derretidos, hollín en las paredes por una combustión incompleta y, lo peor, a su propia hija si

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