Es un buen futbolista. Cuando se concentra solo en hacer lo que el técnico Alejandro Restrepo le indica, es determinante. No marca muchos goles. Sin embargo, con su velocidad e intensidad, Brayan León Muñiz desgasta a los defensas rivales y cumple un rol fundamental en la presión alta que hace el Medellín.

Además, tiene un carácter fuerte que le permite chocar, hombro a hombro, con los defensores. No obstante, esa virtud es, al tiempo, su defecto más grande. Por no saber controlar sus emociones, ha recibido tarjetas amarillas innecesarias e incluso ha dejado muchas veces al DIM con un futbolista menos en partidos importantes.

Eso ocurrió este miércoles, en el duelo de ida de los cuartos de final de la Copa Betplay entre DIM e Independiente Santa Fe, que se jugó en el estadio Atanasio Gir

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