La relación entre el intestino y el cerebro ha sido objeto de estudio durante décadas. Conocido como "eje cerebro-intestino" , este campo emergente explica cómo bacterias intestinales y neuronas mantienen un diálogo constante a través de vitaminas, hormonas y señales químicas que circulan en la sangre. El intestino no solo es un centro inmunitario crucial, también es el segundo órgano con más neuronas del cuerpo.
Hasta ahora, se pensaba que la microbiota influía en el cerebro únicamente mediante rutas indirectas. Pero un estudio reciente de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) desafía esa idea.
"Sabíamos que la microbiota puede influir en el cerebro, pero siempre a través de rutas indirectas, como el sistema inmune o la circulación sanguínea" , explicó Celia Herrera-Rinc