Indómito, curioso y cortado acaso por las tijeras de un dios inspirado. Siempre fue igual. Del niño salvaje al hombre de 54 años que es hoy, hubo un hilo conductor: la firme convicción de que la autenticidad lo llevaría a todas partes , que el mundo era suyo y que no estaba destinado a enceguecerse con la fama sino a aprender de ella. Y tampoco a amoldarse a lo que pretendían de él.
"¿Qué imagen te devuelve hoy el espejo?" ¿Tenés un pacto con el diablo?, bromeamos. Y Rossi responde a su estilo: "La verdad es que no me venía observando demasiado hasta que encontré un espejo con perfil. Ahí me di cuenta de que tengo la nariz rota y la cola caída".
Los 90 fueron la década de su mayor y más loco esplendor. Daniel Germán Rossi , el supermodelo argentino favorito de los diseñadores más top