I. EVIDENCIA

La combinación de alcohol y velocidad, lo hemos sabido siempre, constituye la fórmula perfecta para el desastre. Y eso justamente es lo que ocurrió la madrugada de ayer cuando una joven de apenas 23 años perdió la vida en un accidente automovilístico provocado por ella misma. Lo ocurrido llevó al alcalde Javier Díaz a anunciar un “endurecimiento” en los operativos para garantizar que no se circule a exceso de velocidad en las calles de la ciudad, ni bajo el influjo del alcohol. La reacción de la autoridad municipal es correcta, sin duda, pero lo sucedido pone de manifiesto, una vez más, la existencia de un problema de fondo que es mucho más serio.

¿Cuál es este? La ausencia de una cultura vial y de respeto a la legalidad a la cual se sujeten quienes conducen automóvile

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