La elección de mandarinas frescas y jugosas puede transformar la experiencia de consumo de esta fruta, que destaca por su sabor y su aporte nutricional . Aunque su aspecto suele ser atractivo, existen criterios específicos que permiten distinguir las piezas de mayor calidad y asegurar su conservación óptima en casa.

El primer aspecto a considerar es el color de la cáscara . Una mandarina madura exhibe un tono naranja intenso y uniforme , aunque algunas variedades pueden presentar pequeñas áreas verdes cerca del tallo sin que esto afecte su sabor.

Es preferible evitar aquellas que muestran una apariencia opaca, manchas oscuras o zonas amarillentas, ya que estos signos pueden indicar que la fruta ha superado su punto óptimo de frescura o ha sido almacenada de manera inadecuada. El

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