Murió, quizás, soñando con sus estrellas. A saber, peeeero, lo que sí
no deja lugar a dudas es la legítima admiración y el inmenso cariño popular
del que orgánicamente se hizo acreedora, lo mismo por parte de científicos que de académicos, estudiantes y realmente de la ciudadanía en general, al hacernos parte de su entusiasmo y habilidad como una maravillosa divulgadora de LA CIENCIA, además, divertida y amena. Curioso también resultó que en tiempos de tanta agresión y sabiduría “influencer”, ninguna red social la haya descalificado… Obvio es que me refiero a Julieta Fierro Gossman , a quien tuve el placer de conocer y que trascendió apenas el pasado 19 de septiembre, a los 77 años. Era tan chispa, oportuna y agradable, que resulta un reto encontrarle defectos. Fue Premio Crónic