Este sábado comienza en Chile una nueva edición del Mundial Sub 20, el torneo que desde 1977 reúne a las mejores promesas del planeta. Y como cada dos años, la expectativa vuelve a posarse sobre África, un continente que ha hecho del fútbol juvenil un terreno fértil para las hazañas: campeones del mundo, finalistas inesperados y remontadas que rozan lo épico. Sin embargo, esa irrupción temprana no se traduce en éxitos equivalentes en el certamen adulto. Mientras sus selecciones Sub 20 han tenido la gloria, ninguna ha levantado la Copa del Mundo de mayores.
La paradoja tiene raíces profundas. En primer lugar, las condiciones sociales y estructurales del continente hacen que el talento emerja pronto. Con sistemas de detección menos institucionalizados y ligas locales que funcionan como vitr