El índice de pobreza en Argentina se situó en el 31,6% durante el primer semestre de 2025, según el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Esta cifra representa una notable disminución en comparación con el 52,9% registrado en el mismo período del año anterior. Además, la indigencia se ubicó en el 6,9%.
En el segundo semestre de 2024, la pobreza había alcanzado el 38,1%, mientras que la indigencia se había reducido al 8,2%. El INDEC publica estos datos semestralmente, basándose en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que abarca 31 aglomerados urbanos en el país.
Previo a la divulgación de estos datos, diversas consultoras privadas anticipaban una caída en la pobreza, estimando que podría llegar al 31,6% en el primer trimestre de 2025, lo que marcaría el nivel más bajo desde 2018. Las proyecciones también indicaban que la tasa de indigencia podría alcanzar el 7%.
Históricamente, los índices más bajos de pobreza e indigencia desde que el INDEC comenzó a registrar estos datos en 2016 se dieron en el segundo semestre de 2017, con un 25,7% de pobreza y un 4,8% de indigencia. En contraste, el primer semestre de 2024 marcó un pico alarmante con un 52,9% de pobreza y un 18,1% de indigencia.
El descenso en los índices de pobreza es considerado un logro significativo para la administración actual, liderada por Javier Milei. Sin embargo, a pesar de la caída, se estima que cerca de 15 millones de personas continúan viviendo por debajo de la línea de pobreza, de las cuales 3,3 millones son indigentes.
Las proyecciones de diferentes entidades, como la Universidad Torcuato Di Tella y el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, coinciden en que la pobreza ha disminuido, aunque las cifras varían. La UCA estima que la pobreza se sitúa en un 31,5%, mientras que otras proyecciones privadas sugieren que podría estar por debajo del 35%.
A pesar de la mejora en los índices, se ha señalado que los salarios reales han dejado de crecer, lo que podría limitar el impacto de la desaceleración de la inflación en la reducción de la pobreza. Además, se ha planteado la necesidad de actualizar la canasta de alimentos y servicios utilizada para medir estos indicadores, ya que actualmente se basa en datos de 2004.