Andrea Rasera Berna, agricultor de 55 años, vio cómo su vida cambiaba en 2015 tras la picadura de una abeja que le provocó un shock anafiláctico y un paro cardíaco . Pese a sobrevivir sin secuelas graves, aquella experiencia lo obligó a dejar para siempre la apicultura, a la que había dedicado años con verdadera pasión. Hoy dirige una granja en Castoi , en la zona italiana de Belluno, donde cultiva hortalizas y se especializa en el control de insectos como abejas, avispas y avispones .
El episodio ocurrió el 15 de abril de 2015, después de impartir una charla en una escuela primaria sobre el trabajo de los apicultores. Mientras manipulaba una colmena de cristal, una abeja lo picó en la oreja . En apenas diez minutos comenzó a sentirse mal, perdió el conocimiento y su corazón se de