Hoy nos servimos Un Café con un gusto a desorden y frustración. Porque lo que debería ser el aroma del desarrollo en Caldas se ha convertido en una mezcla espesa de contratos enredados, obras suspendidas y comunidades esperando promesas que no se cumplen.

Mientras la Gobernación insiste en que ninguna obra está abandonada , en terreno lo que vemos son carreteras a medias, maquinaria quieta y trámites que no avanzan.

Los proyectos viales parecen haberse quedado en pausa , atrapados entre errores del pasado y una gestión que lucha por destrabar lo que ya llaman una " herencia maldita ", pues estas obras vienen desde la Administración anterior, de Luis Carlos Velásquez .

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