Como tenedores es común que se utilice un tono de voz o una forma de hablar diferente al dirigirse a su mascota, por lo general de manera infantilizada o como si fuera un bebé. Aunque esta parezca la manera adecuada de acercarse a los perros, no suele tener un impacto positivo sobre su educación y establecimiento de órdenes y obediencia.

Por lo general, el tono de voz va de la mano con frases largas, con lo que terminará por complicar el entendimiento del animal. Por tanto, el seguimiento de indicaciones se hará más complicado, pues le costará un poco más asociar las palabras con la acción que se espera. P ero esto no quiere decir que la crianza deba irse al otro extremo, pues los gritos y conductas agresivas tampoco tendrán el impacto correcto.

En este sentido, la cercanía no debe

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