“Perro huevero ni que le quemen la trompa”, dice el refranero popular y parece tener la razón. A. I. Castro García, alias “Chani”, de 52 años, un clásico de la cuerda floja, haciendo equilibrios para no caer en las redes de la Ley, fue detenido nuevamente. Con unos cuantos años encima, no se aquieta ni serena.

Luego que pensara haber evadido la justicia y salía sonriente del hospital, en la propia puerta del Razetti local, un no menos sonriente Galindo, el inquieto jefe del SIP (Servicio de Investigación Penal), comisionado por el sagaz London, director de Polidelta, le hacia entrega de una nueva boleta de captura.

En sentido práctico lo que cambio fue el lugar de reclusión, pasó de la habitación de un centro asistencial con dos custodios fuera, a una recamara con vista al patio, el jueg

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