Prolifera en los últimos tiempos el uso de la expresión “el lado correcto de la Historia”, que es lo mismo que hablar de la melancolía de un cocotero o de la pasión de un iceberg. Es decir, un absurdo o una licencia poética. La Historia no tiene “lados” ni sentido moral, sino que es, sencillamente, como bien define el DRAE con castellano de luz cervantina, la “narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados”. Como mucho, “el lado correcto de la Historia” podría ser una isla de bienaventurados a la que no tendrían acceso los vivos. Incluso los difuntos , como esas partículas de la física cuántica, podrían estar en diferentes lados de la Historia a la vez. Se lo pueden preguntar a Azaña o a Abderramán III. Sin embargo, los que aún respiramo
El “lado correcto de la Historia”

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