Los grupos de WhatsApp de padres y madres en los colegios se han convertido en un fenómeno cotidiano en la era de la comunicación instantánea. Lo que nació como un canal para compartir información sobre excursiones, deberes o actividades, en muchos casos ha derivado en una herramienta tan práctica como, a veces, conflictiva. Padres, profesores y directores reconocen su utilidad, pero también advierten de los riesgos de un mal uso.

José Manuel Sánchez, padre y miembro de AMPA, reconoce que al principio la dinámica de los grupos era caótica. «Los primeros años se colapsaba mucho, había mensajes a todas horas. Ahora lo regulamos creando grupos de difusión en los que solo compartimos lo importante: formularios de inscripción, actividades o avisos puntuales».

De esta manera, solo las familias

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