En Brasil, la inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta clave de los grupos criminales para ejecutar fraudes financieros cada vez más complejos, mientras bancos, legisladores y fuerzas de seguridad se esfuerzan por seguirles el ritmo.
En momentos en que el crimen callejero disminuye y la tasa de homicidios alcanza su nivel más bajo en una década en Brasil, la s pérdidas por ciberdelitos alcanzaron cerca de los US$54.000 millones en 2024 -e sto representaría, según Global Anti-Scam Alliance, unos US$1.000 por víctima aproximadamente-.
La conectividad está alimentando este auge. Con el 86% de los brasileños conectados a internet, alrededor de 217 millones de líneas de teléfono inteligente, el 75% de las transacciones bancarias realizadas en dispositivos móviles y