Hay platos que definen una cultura, otros que definen un momento. En Mallorca, hay uno que consigue ambas cosas a la vez: el ' variat mallorquí' . No es una receta exacta, ni una sofisticación gastronómica. Es, más bien, una mezcla sin pretensiones que se sirve en plato o cazuela y que, sin necesidad de carta ni explicación, ha logrado convertirse en costumbre compartida y en una de las expresiones más singulares de la cocina popular de la isla.
El 'variat', como su nombre indica, es una combinación de tapas o raciones: albóndigas, frito mallorquín, callos, pica-pica de sepia, carne en salsa, calamares a la romana, croquetas … En lo alto, coronándolo todo, asoma casi siempre una generosa bola de ensaladilla rusa , a veces rematada con una anilla de calamar como si fuese la ban