Cruzar las otrora feraces tierras de los valles del Yaqui y Mayo es un encuentro con la tristeza.
Cientos, miles de hectáreas se han quedado sin sembrar, consecuencia de una sequía que el gobernador, quizás exagerando un poco cataloga como ‘bíblica’, pero para los productores agrícolas del sur del estado los últimos tres años han sido terribles.
Por eso hay mucha expectativa y esperanza bajo la carpa instalada al lado de una parcela barbechada y con una parte llena de maleza.
Allí comienzan a llegar usuarios del Distrito de Riego 038 y del 041 correspondientes al valle del Mayo y el del Yaqui, respectivamente.
La algarabía no es para menos. Están a punto de presenciar el banderazo de salida a los trabajos de tecnificación de esos distritos de riego, incluidos en un programa nacional de