Una niña de doce años que se dirige caminando a casa de su madre, en Xirivella (Valencia), cuando es sorprendida por la lluvia. El conductor de una furgoneta se le acerca y la convence para que suba al vehículo, le hace creer que él puede llevarla, que enseguida estará en casa y que así no se moja. Con dicho pretexto de la lluvia y tras insistirle, la menor accede y se sube a dicha furgoneta de la que 17 años después todavía no ha podido salir. Físicamente sí, pero no su mente, cuyo secuelas psíquicas todavía son notorias, como así ha quedado acreditado en la sentencia que condena a su violador.

El hombre que le arrebató su inocencia, el violador de la furgoneta, fue identificado por la Policía Nacional años después gracias al ADN y ahora ha sido condenado a diez años de prisión por un de

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