Resulta difícil imaginar un momento peor que el actual en la vida de la ONU, pese a que los ha habido y muy graves en el pasado. El momento histórico propicia este escenario hasta de tonos terminales. La legalidad como límite definitorio, que idealmente sostiene el sentido profundo de las Naciones Unidas, se encuentra en un abismo.

Como señaló el secretario general de la ONU, el diplomático portugués Antonio Guterres, al inaugurar la 80 Asamblea General, este es un presente en el cual naciones soberanas son invadidas, e l hambre se utiliza como arma y la verdad queda silenciada , casi como en un nuevo sentido común. “¿Qué clase de mundo vamos a elegir? ¿Un mundo de poder desnudo o un mundo de leyes? ¿Un mundo que es una lucha de egoísmos o uno donde las naciones se conciertan?”, se p

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