La gira asiática de Carlos Alcaraz ha arrancado con más incertidumbre de la esperada. El número uno del mundo, que el jueves sufrió una torcedura de tobillo en su estreno en el torneo de Tokio frente al argentino Sebastián Báez, decidió no entrenar este viernes para no agravar la dolencia. El murciano, que terminó aquel partido con un vendaje compresor en su tobillo izquierdo, se mantiene en observación a la espera de su próximo compromiso.

Entre algodones

Alcaraz, que ha puesto el tratamiento en manos de su fisioterapeuta de confianza, Juanjo Moreno, sigue con molestias en la zona afectada. Por ello, ha preferido priorizar el descanso absoluto con la vista puesta en su duelo de este sábado ante el belga Zizou Bergs , correspondiente a los octavos de final del torneo japonés.

La organización ha fijado el choque en el último turno de la sesión nocturna , lo que dará al murciano unas horas extra de recuperación. El partido arrancará sobre las 11:00 horas en España (18:00 en Tokio).

El calendario aprieta

El momento no puede ser más delicado. Alcaraz defiende en esta gira asiática puntos clave en su lucha con Jannik Sinner por acabar el curso como número uno del ranking ATP. Después de Tokio, su hoja de ruta incluye el Masters 1000 de Shanghái (1-12 de octubre), el Masters de París-Bercy , las ATP Finals de Turín y la Copa Davis , donde España buscará el título en la Final a 8.

Cada torneo es decisivo, y cualquier percance serio en el tobillo podría comprometer su liderato y su temporada. “Será el cuerpo el que dicte lo mejor”, deslizan desde su entorno, conscientes de que la prioridad es llegar en plenitud física a Shanghái y al tramo final del año.

Una decisión meditada

El murciano, que ya sufrió un esguince de tobillo de grado 2 en Río de Janeiro en 2024 que le obligó a retirarse, no quiere repetir aquella experiencia. Aunque logró terminar su partido contra Báez mostrando valentía y capacidad de sufrimiento, Alcaraz sabe que forzar en exceso puede costarle mucho más que una eliminación en Tokio.

En este contexto, el duelo ante Bergs será una prueba no solo de tenis, sino también de resistencia y estrategia: saber medir hasta dónde puede llegar sin poner en riesgo lo que queda de temporada.