sostiene en la mano una fotografía antigua, en blanco y negro, de un grupo de soldados abrigados con capotes que posan de pie en medio de la nieve. «Así debía estar vestido mi padre», comenta en alto, con pesar y ensimismado, como con la mirada perdida por ese punto de fuga o espesa fronda que es el pasado.

Hay un momento en que un hombre sale en busca de la memoria del padre para ajustar cuentas y saldar asuntos pendientes. El escritor desatendió en su juventud las historias de guerra que contaba su progenitor y ahora que ha desaparecido y que su presencia se ha convertido en uno de los fantasmas que pueblan su conciencia, ha decidido abandonar el hogar, salir de su casa y echar el pie a distintos senderos y caminos con la intención de recomponer las experiencias que su padre vivió duran

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