
La costa norte de Cantabria se caracteriza por un litoral compuesto por acantilados, playas y formaciones rocosas moldeadas por la acción del mar y del viento a lo largo de los siglos. Esta geografía combina elementos costeros y montañosos, creando recorridos que permiten observar la interacción entre tierra y mar. Entre los distintos accidentes geográficos que se encuentran en esta franja se destaca un conjunto de formaciones conocido como los Ojos del Diablo, ubicadas cerca de Sonabia.
El acceso a esta zona se realiza mediante senderos que conectan la playa con puntos elevados desde los cuales es posible observar el litoral y sus elementos naturales. Los recorridos disponibles varían en longitud y dificultad, y algunos de ellos incluyen opciones que permiten explorar tanto la costa como las laderas cercanas. La configuración del terreno combina tramos llanos con ascensos y descensos, lo que hace que las rutas puedan completarse en una jornada dependiendo del ritmo de los caminantes y de las condiciones meteorológicas.
Estos itinerarios permiten acercarse a distintos aspectos del entorno natural, incluyendo la geología, la vegetación y la fauna característica de la región. A lo largo del camino se encuentran miradores naturales desde los que se observa la relación entre el mar, los acantilados y las formaciones rocosas. La planificación de la caminata, la atención a la señalización y la consideración de la meteorología son aspectos relevantes para quienes se aproximan a la zona con la intención de completar el recorrido de manera segura.
Acceso, trazado y características del recorrido
Ubicada entre Laredo y Castro Urdiales, la ruta hacia los Ojos del Diablo tiene un recorrido aproximado de siete kilómetros y presenta un trazado exigente, recomendado para senderistas con cierta experiencia. El itinerario comienza en el aparcamiento de Sonabia y combina ascensos y descensos moderados.
La caminata empieza descendiendo hacia la playa de Valdearenas, para luego ascender por tramos señalizados que atraviesan acantilados y zonas de vegetación autóctona. Durante el paseo se encuentran distintos miradores que permiten observar la costa, playas, acantilados y localidades cercanas, incluyendo el Faro de Caballo.
El trayecto ofrece dos opciones: seguir el sendero de la izquierda para alcanzar directamente los Ojos del Diablo o desviarse para ascender al pico de Solpico y la cima de Candina. La duración estimada de la caminata es de alrededor de cuatro horas, dependiendo del ritmo y las condiciones meteorológicas. La roca caliza de los Ojos del Diablo ha sido modelada por la acción constante del mar y del viento, generando cavidades y plataformas que se visualizan desde distintos ángulos.
A lo largo del recorrido se pueden observar especies vegetales autóctonas, así como aves y otras especies asociadas al litoral y a zonas de transición hacia espacios montañosos. La alternancia de zonas abiertas y tramos protegidos por vegetación permite acercarse a distintos ecosistemas en un mismo paseo. La señalización indica ascensos, descensos y puntos de interés, facilitando la orientación de los senderistas y la planificación del tiempo.
Logística, seguridad y conexión con el entorno
La proximidad de Sonabia facilita el acceso a servicios básicos, incluyendo estacionamiento y puntos de partida para organizar el paseo. La planificación del recorrido debe considerar las condiciones meteorológicas, especialmente la presencia de viento en la costa y la humedad en tramos de roca caliza, que puede aumentar la dificultad en ciertos sectores. La ruta circular permite regresar por el mismo trazado, completando un paseo que combina observación de paisaje con actividad física moderada.
Los Ojos del Diablo se sitúan entre los municipios de Liendo y Castro Urdiales, lo que permite enlazar la caminata con otros recorridos de la zona, playas cercanas y senderos adicionales. El itinerario integra elementos costeros y montañosos, permitiendo observar la relación entre mar y formación rocosa, así como los efectos de la erosión sobre la roca caliza.
La duración estimada del paseo, combinada con la accesibilidad del sendero, permite completar la ruta en una jornada, incluyendo tiempo para contemplar el entorno y disfrutar de los distintos puntos de observación. La planificación y la atención a la señalización y al terreno son aspectos relevantes para quienes realizan la ruta.