Cada mañana, cientos de estudiantes emprenden un camino distinto hacia sus aulas. Esta vez, su ruta cambió por completo y promete transformar no solo la forma en que llegan al colegio , sino también la manera en que viven la ciudad.
Hasta hace unos días, llegar al colegio era una carrera contra el reloj. Muchos estudiantes de la Institución Educativa Eduardo Santos salían antes del amanecer, caminaban largos trayectos o tomaban un bus que implicaba más gasto y menos seguridad. Hoy, su rutina cambia: podrán pedalear hasta clase, con casco, chaleco reflectivo y una nueva motivación para estudiar.
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Son 150 los jóvenes de grados séptimo y octavo, de las sedes Principal y Panamericana,