Ya no causa sorpresa. Manuel Quintana se está convirtiendo en más que una promesa . El oficio de torero se puede aprender. Pero para conmover al que se sienta en un tendido, hay que estar tocado por un don, por una gracia, por una bendición. Quintana lo tiene. El tiempo dirá si será lo que apunta, que no es otra cosa que a una figura del toreo, pero por el momento el joven espada de Córdoba apunta, y no de cualquier manera.

Posee el don de los elegidos. Tiene, a pesar de su juventud y bisoñez, el toreo metido en la cabeza. Todo lo hace con sentido, con conocimiento de lo que está realizando y con un desparpajo que sorprende por su madurez. Acaba de poner el banco, pero ya es una firme esperanza para el toreo en la capital del Califato taurino .

¿Qué hizo Quintana en Pozoblanco? Muy s

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