En un discurso desafiante ante una sala casi vacía - tras el abandono de más de dos tercios de las delegaciones, incluyendo la española, Netanyahu insistió en que Israel no cederá ante las presiones internacionales. Además de que calificó el reconocimiento de Palestina como “una vergüenza indeleble” y reiteró que su país no permitirá un estado vecino que, según él, representaría una amenaza similar a “darle un Estado a Al Qaeda después de los atentados del 11 de septiembre”.
El mandatario también rechazó categóricamente las acusaciones de genocidio en Gaza, realizadas por una comisión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Aseguró que Israel ha enviado “dos millones de toneladas de alimentos” y acusó a Hamás de desviar el 80% de la ayuda humanitaria para revenderla y financiar sus ope