Por Marvin Ramírez
La trágica muerte de una joven debido al consumo excesivo de bebidas energéticas es más que un simple titular: es una alarma de salud pública que expone una profunda debilidad en nuestro sistema regulatorio. Si bien el gobierno interviene rutinariamente en alimentos, tabaco, alcohol e incluso en el etiquetado de suplementos nutricionales, las bebidas energéticas siguen siendo un producto curiosamente poco regulado, ampliamente accesible para cualquier persona, incluidos menores, como si fueran refrescos inofensivos.
Pero no son inofensivas. Cada vez hay más evidencia médica que nos advierte sobre los peligros de las sobredosis de cafeína, especialmente cuando se combinan con azúcar y otros estimulantes comunes en las bebidas energéticas. Los médicos reportan palpitacio