A veces la paleontología se parece a una novela policial: huesos dispersos, escenarios lejanos en el tiempo y pistas que permiten reconstruir cómo vivió -y cómo murió- un animal desaparecido hace millones de años. Eso es justamente lo que ocurrió en el sur de Chubut, donde científicos del CONICET hallaron un dinosaurio que todavía guardaba un secreto entre los dientes.
El nuevo ejemplar pertenece al grupo de los megarraptóridos, dinosaurios carnívoros famosos por sus enormes garras en las manos. Fue bautizado Joaquinraptor casali, en homenaje al hijo del primer autor del estudio y a un referente de la paleontología patagónica. Su esqueleto parcial apareció en la Formación Lago Colhué Huapi (entre Comodoro Rivadavia y Sarmiento), un sitio que en el Cretácico Superior estaba habitado por