Un migrante, en una imagen reciente. / EFE
He quedado perplejo al leer en la prensa, en INFORMACIÓN del 22 de septiembre, una declaración de usted afirmando que «los menas (niños migrantes no acompañados) no vendrán a Elche ». Es esta una decisión, una postura desafortunada que en nada le favorece.
El acontecimiento, ya muy lejano en el tiempo, que marcó una frontera fija entre el ser animal y el ser humano fue, ni más ni menos, que la aparición de las primeras muestras de la compasión. Es muy conocida, y creo que está bien traída aquí, la famosa anécdota que protagonizó la célebre antropóloga norteamericana Margaret Mead. En una ocasión un estudiante de la Universidad le preguntó en clase cuál sería, a su juicio, el primer signo de civilización en el mundo. La respuesta, desconcerta