Hay pocas cosas tan hipnóticas como ver cómo el sol se esconde en el horizonte y tiñe de tonos dorados la ciudad. La luz de ese momento es tan especial que todo se ve más bonito y los rostros más favorecidos, un filtro natural que recibe el nombre de "la hora dorada" y que no puede hacer más honor a su nombre.

Ese momento que se repite cada día, también es uno de los más esperados. Hay auténticos enamorados de los atardeceres, tantos que incluso se creó una palabra para ellos: opacarofilia. Y es que, aunque no suene muy idílico ni romántico, define aquellas personas que aman profundamente ver atardecer. Aunque en la receta del atardecer ideal nunca falta el mar, en estas cinco ciudades españolas se demuestra que hay atardeceres igual de preciosos a pesar de pisar asfalto.

Parador de San

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