Aquella vieja y deteriorada casona de Tuluá, en cuya fachada se leía una placa con el número de 1928, quedó ya en el recuerdo de la población y de las autoridades.
La construcción fue demolida por orden de la Alcaldía de Tuluá y con apoyo de la Fuerza Pública, como una de las acciones contra el expendio de drogas de bandas criminales y delincuenciales en el municipio del corazón vallecaucano.
La llamada 'Casona' fue uno de los sitios que llegó a convertirse en un temido expendio de drogas, en medio de inquilinos que con poco dinero pagaban pequeños cuartos, en medio de la pobreza y bajo un techo con vigas podridas a punto de desplomarse.
Por eso, le decían la 'Casona', una edificación con laberintos, a donde llegaban miembros de la banda 'la Inmaculada' y de otros grupos delincuenciales