35 años en un lugar, un trabajo o una banda, es toda una vida; más aún si el trabajo es hacer coros, el domicilio laboral es el mundo entero y la banda es The Rolling Stones .
Pero Bernard Fowler , este hombre gentil, alto, de hablar pausado, que ya se siente como en casa en pleno Palermo porteño de las tantas veces que ha venido, tiene muchas otras vidas y también mucho para contar, además de sus tres décadas y media al servicio de Sus Majestades Satánicas, el viejo nombre con que se solía conocer a The Rolling Stones.
Bernard Fowler en Buenos Aires, una vez más. Foto: Ariel Grinberg
Por lo pronto, ahora está haciendo un disco… de tango. Y no es chamuyo; sin demora saca su celular y le hace escuchar al cronista su particular interpretación del tango. Una cosa fina que no pretende i