Lic. Héctor Ramón Molinar Apodaca (Facilitador Privado Número 24).- En México solemos hablar mucho del poder: del presidente, de los gobernadores, de los diputados, de los jueces. A veces lo hacemos con esperanza, otras con enojo, y casi siempre con la sensación de que el poder es algo ajeno, distante, inalcanzable. Sin embargo, pocas veces hablamos de la otra mitad de la ecuación: los ciudadanos .
Y es que, sin ciudadanos activos, críticos y participativos, cualquier poder –por más democrático que se presente–, termina por corromperse o volverse ineficaz. La historia enseña que un pueblo pasivo abre la puerta al abuso, a la corrupción o, en el mejor de los casos, a la indiferencia. Por el contrario, un pueblo despierto y consciente obliga a los gobernantes a recordar que el poder es u