Corría el mes de diciembre de 1974. Germán Castro Caycedo había publicado en El Tiempo denuncias que tuvieron mucho impacto contra el contralor general de la República. Hoy no serían consideradas faltas tan graves, pues la corrupción cada vez deja más alta la vara. El contralor, el nariñense Julio Enrique Escallón Ordóñez, había nombrado en la nómina a tres primos, una sobrina, dos cuñados y la sobrina de su esposa, además de muchos parientes de representantes a la Cámara que intervinieronen su elección. Como el contralor creía que subalternos suyos habían entregado copias de documentos internos a Castro Caycedo, dictó una resolución declarando que él podía designar cuáles papeles de la Contraloría eran reservados. Demandé la resolución y en 1975 el magistrado Alfonso Arango Henao del Cons
Hace 50 años lo logramos

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